En Villa Escándalo nunca pasa nada

En la novela distópica de George Orwell “1984” se dibuja un Estado totalitario, regido por un partido único que, con la vigilancia del Gran Hermano, mantiene el control absoluto sobre la población.

Una de las armas más poderosas del Partido para poder sostener el dominio irrestricto de la información en Oceanía, nación que representaba una metáfora de regímenes como el de Franco o Stalin, era el Ministerio de la Verdad, un aparato propagandístico que solo transmitía noticias positivas sobre su país y negativas acerca de sus enemigos.

Algo similar ocurre en los últimos años en los medios deportivos españoles.

Solamente en los últimos 24 meses han ocurrido una serie de hechos de una gravedad extrema, que han sido silenciados o minimizados por las grandes cadenas deportivas y, lo que es peor, no han tenido consecuencias legales, debido a los intereses de unos cuantos poderosos.

No cabe duda en este sentido que el más sonado de ellos es el caso Barcelona-Negreira, destapado el pasado mes de febrero por el programa Què T’hi Jugues de la Cadena Ser en Cataluña.

Sin embargo, en mi opinión, a 11 meses de que se diera a conocer que el FC Barcelona le pagó una cantidad que ronda los 7,6 millones de euros, al menos durante 17 años, a José María Enríquez Negreira, vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), no se ha abordado con suficiencia una de las aristas de mayor gravedad a este respecto.

Y es que, una vez público este escándalo, en su primera aparición ante las cámaras, el presidente de La Liga, Javier Tebas, señaló lo siguiente: «Si no hubiera prescrito, hubiéramos abierto un expediente disciplinario. Estos expedientes van al Juez de disciplina social. La sanción va desde el apercibimiento verbal hasta una expulsión de La Liga».

La prescripción de la que habla Tebas se refiere a lo pactado en la Ley del Deporte, que menos de tres meses antes había sido ratificada en el Congreso de los Diputados. De forma concreta, al artículo 112, el cual indica: “las infracciones muy graves prescribirán a los tres años, las graves a los dos años y las leves a los seis meses”.

Una de las personas encargadas de la remodelación de esta ley había sido Albert Soler, director general de Deportes del Consejo Superior de Deportes entre 2021 y 2023, quien también formó parte de la directiva del club culé entre 2014 y 2021 y era consciente no solo de los pagos a Negreira, sino también de la investigación que ya llevaba a cabo la Fiscalía de Barcelona meses antes de la aprobación del instrumento legal. Por esta razón, hoy Soler figura como uno de los imputados en este proceso judicial.

Más allá de las sanciones que puedan recibir o no las partes implicadas en uno de los mayores escándalos en la historia del fútbol español, me resulta incomprensible que no se haya puesto además el foco mediático en lo que significa tener una ley que constituya una invitación abierta a delinquir.

Las infracciones graves no pueden tener una prescripción tan corta. No se le puede dar carta blanca a la corrupción. Este asunto debería preocuparnos tanto o más que el propio caso Barcelona-Negreira, porque si no se corrige este documento legal, pueden ocurrir y, casi con seguridad, van a seguir ocurriendo hechos como este.

Otra trama que se desprende de la anterior es la participación de Javier Enríquez, hijo de José María Enríquez Negreira, en este proceso.

Negreira hijo también se encuentra investigado por trabajar con su padre en lo que el juez instructor Joaquín Aguirre considera como un caso de corrupción sistémica.

Javier Enríquez redactaba informes arbitrales para el Barcelona, pero, según los testimonios de varios colegiados, también los acompañaba en coche al Camp Nou en días de partido y, además, impartía clases de coaching para varios jueces de Primera y Segunda División.

Podemos asumir, hasta cierto punto, que los árbitros que recibían las lecciones del hijo de Negreira no supieran que un club de La Liga le pagaba a su padre. Sin embargo, todos ellos sabían que el progenitor de Javier Enríquez era uno de los vicepresidentes del CTA.

Pagarle al hijo del jefe para el servicio que fuere resulta, como mínimo, poco ético. Aun así, son varios los colegiados que, habiendo entrado en este juego sucio de pagar para progresar en la profesión (cosa que muchos consiguieron), hoy se mantienen en sus trabajos como si nada hubiese ocurrido.

El CTA es experto en tapar escándalos

Su actual presidente, Luis Medina Cantalejo, declaró en febrero de 2023 que Enríquez Negreira era una persona con un contacto mínimo con los colegiados. «No sabemos qué competencias tenía. Ha estado muchos años, pero ha estado en la sombra y era un hombre al que no podemos declinar cualquier tipo de competencia en el Comité”, dijo Cantalejo en palabras para la RFEF.

Esto contrasta con las declaraciones ante la Guardia Civil de una veintena de árbitros que se han dado a conocer en estos días, tras levantarse el secreto de sumario.

Según cuenta El Español, el colegiado de Primera División Jaime Latre expuso ante las autoridades que Javier Enríquez le llamaba por la mañana del partido, le decía que le acercaba al hotel, tomaba un café y que le llevaba al campo. Según Latre, «no era posible declinar esa oferta porque se trataba del hijo del jefe».

Aunque el árbitro sostiene haber tenido poco contacto con Negreira padre, reconoce que “desde 2002 a 2018 era el encargado de informarle su valoración de los partidos y exponerle los aspectos que consideraba que debía mejorar”.

Un poco más allá va Mateu Lahoz, uno de los mejores jueces en lo que va de siglo en el campeonato español, escogido por UEFA Y FIFA para pitar en múltiples partidos importantes de Champions League, Eurocopas y Mundiales, y quien fuera retirado a la fuerza por la actual directiva del CTA.

Lahoz desmintió las palabras iniciales del presidente de los árbitros. “Medina Cantalejo conoce a Negreira desde hace muchos años y fue su director técnico adjunto (…) en un contexto jerárquico opaco como es el colectivo arbitral, sería equivalente a un coronel o un general”, señaló en los interrogatorios.

OK Diario da la estocada final, informando que “la Guardia Civil encontró en los registros realizados en la sede del Comité Técnico de Árbitros clasificaciones arbitrales firmadas por José María Enríquez Negreira”, lo cual hace caer como castillo de naipes las afirmaciones de Medina Cantalejo.

En un país serio, esta mentira de Cantalejo le hubiera costado el puesto, pero claro, el dirigente andaluz aún no ha forzado a ninguna de sus asistentes a besarlo. Al menos, que sepamos.

Una cortina de humo millonaria

La trama del caso Negreira, siendo la principal noticia en lo que va de siglo en el deporte español, se ha visto en incontables ocasiones fuera de las portadas de las principales cadenas deportivas.

La publicidad millonaria de La Liga, la influencia del Grupo Prisa, de Jaume Roures y Tatxo Benet con Mediapro, han provocado un verdadero aquelarre en los medios, donde también se ha mentido descaradamente en este tema a través de figuras como Isaac Fouto o Iturralde González, este último desmentido por su asistente sobre su vinculación con Javier Enríquez.

Medios generalistas como El Mundo, El Español, El Debate, Relevo, Libertad Digital u Ok Diario han sido la luz al final del túnel, para poder llegar a la verdad en un asunto tan escabroso.

Me quedan por abordar otros temas relacionados con la impunidad en el fútbol español, pero eso quedará para próximas entregas.

Acerca de michelortega11

Periodista amante de los deportes y, en especial, enamorado del fútbol ⚽️. Me puedes seguir en Twitter como @MichelOrtega11 y en Facebook @DeporteSinCurvas.
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